Horror Vacui
Dedico el siguiente escrito a mi hermano, un joven fabuloso con un ingenio sorprendente.
Querido hermano,
Debes saber que soy un sujeto que vive lleno de
temores. Tal vez se trate de mi edad o quizás temer un poco sea una de las
formas más sensatas de percibir el mundo una vez que te pones los lentes de la
realidad. Verás, le temo a morir porque le temo al olvido, le temo al mal
éxito, le temo a los estancamientos; le temo también a las arañas, a las alturas y a
las profundidades y definitivamente los hombres estatua me provocan
escalofríos, sin embargo, una de las cosas que me preocupan verdaderamente en
estos días es el vacío, ese inmenso y creciente vacío.
Los críticos del arte conocen a la acción de
saturar a una obra con toda clase de dibujo, patrón o cualquier otra
representación como "Horror vacui", el temor al vacío. He
notado que este miedo llega a nosotros sin esfuerzo como un virus pernicioso esparciéndose por agua, tierra y aire, lo cual es fácil de
entender por varias razones. Debido a que no estamos levantando a la
nación tras una fuerte guerra, que no hemos pasado por extensos períodos
de hambre, a lo rápido que los escaparates se llenan con nuevas comodidades o
la trivialidad con la que muchos temas son considerados como consecuencia de la
creciente sobreinformación, terminar abrumado se vuelve predecible.
Cada día me encuentro con aceras plagadas de
cuerpos producidos en masa que aparentan estar despojados de toda capacidad
cognitiva, y no es que busque un mundo lleno de físicos nucleares, pero pienso
que la posibilidad de convertirse en cualquier cosa significativa es cortada de
raíz al momento que un individuo empieza a vivir sin un objetivo más allá de la
satisfacción inmediata de deseos efímeros. Afuera hay jóvenes que están
viviendo porque es lo único que les queda, volteando sus cabezas a preguntas
complicadas, llenando sus estómagos únicamente de condimentos, recorriendo las
calles sin rumbo en busca de una voz a la cual escuchar sumidos en tal
desesperación que incluso el crujir de unas ramas podría decirles algo.
No seas como ellos.
No busques la felicidad.
No la busques. Es una de las tantas cosas
que podemos sentir y uno de los tantos productos que nos pueden vender, no
tiene sentido dedicar tiempo y esfuerzo a algo tan común. En lugar de
eso, busca la plenitud. Busca la verdad. Busca dentro de ti,
¡explora esas cuevas! Camina por tus minas de dolor o recorre sin
temor los valles de alegría. Detente a admirar las nubes cargadas de
deseos que flotan dentro de ti y estudia de cerca tus miedos para que así
encuentres sus puntos débiles, eso sí, haz silencio para que no te vean.
Cada parte de ti te dará una respuesta y así mismo cada parte te dará cien
preguntas, pero es así como podrás moverte. No tengas sueños, ten metas, para
soñar basta con quedarse dormido, sin embargo, algunas metas requieren de
huesos rotos. Recuerda que todos llegamos sin nada a un universo paradójico
donde el caos y el orden bailan ballet mientras se ríen en nuestras diminutas
caras. No olvides de dónde vienes y quienes están detrás de ti. Si
vas a lanzar una roca, más vale que tengas una excelente razón para hacerlo, tan
buena que puedas gritarla desde un balcón sin oposición alguna, de otro modo
sólo serías un idiota revoltoso. Arriésgate, salta, sumérgete, pero hazlo
sin olvidar lo que vendrá después. ¡Exige! pero exige bien. Exige
una buena educación porque claro, es divertido tener una hora libre, mas
pregúntate ¿Para esto me he levantado tan temprano? Ten en cuenta que no vas a
recuperar un sólo segundo que hayas vivido y eso es tan bello como aterrador.
Aléjate del enorme charco de alquitrán que es la
mediocridad. Pide explicaciones. ¡Duda! No dudes en hacerlo. Juega
a cuestionar, pues un porcentaje altísimo de tus primeros conocimientos y
habilidades partieron de constantes y fastidiosos "¿Po' qué?"
Escucha tantas historias como puedas y así habrá gente que querrá escucharte a
ti. Vete a caminar al campo o a la cordillera o a los glaciares o a Múnich
o a Plutón y si todo eso parece muy trabajoso, entonces siéntate y toma un
libro. Aprende a comer buena comida y a escuchar buena música, sin olvidar
que para eso debes saber un poco sobre alimentos y otro poco sobre instrumentos.
Ten en cuenta todas estas cosas sin verlas como una lista de quehaceres,
sino como un puñado de consejos que no son más que el aprendizaje de un
segmento de existencia. Quizás cueste un poco equilibrar algo así de grande,
sin embargo, de esta forma cuando la felicidad te abandone no caerás con tu
nariz sobre el suelo durante ese instante.
No dejes que el miedo te consuma ya que vivir
inevitablemente implica sufrir, por lo tanto, es necesario ser valiente. Es fácil
andar por ahí evitando pensar en algo que pueda preocuparte, no es para nada
complicado, es sin duda sencillo, es tan sencillo que cualquiera puede hacerlo y
es por eso que hay miles haciéndolo ahora mismo. Entonces que el miedo al vacío no te quite tu integridad, en lugar
de eso levántate, recibe los palos y las piedras, conócete mejor cada día y busca aquello que verdaderamente pueda trascender; de esa forma mañana apreciarás mejor los aplausos y las rosas que llegarán hasta ti, seguramente algunos serán
míos.
John Vera
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