Genialidad y donde no encontrarla
¡Pum! Ya lo leyó y usted
automáticamente ha sido agredido, burlado, ultrajado, definido de acuerdo a su
valentía o preferencia sexual de la manera más ofensiva. Usted ya no puede hacer nada, no tiene a
quién reclamarle, no puede remediar nada, ya está. Sin duda le ha sucedido, se topó con una
grosera pared y ya ni modo, pero, ¿Por qué de la nada vengo, lo ofendo y
empiezo a señalar lo evidente? ¿Cuál es mi intención, mi motivación? ¿Acaso he
dejado de ser agradecido con usted que tan amablemente decide leer mi
contenido? Pues no. Por el contrario, yo
vengo aquí a compartirle algo interesante sobre lo que veo en ésta infame y
singular frase.
Entonces ¿Qué es lo que le veo a
este breve y efectivo insulto? Se lo diré: ¡Genialidad!
Genialidad a lo grande. Ninguno de nosotros tuvo oportunidad, nos
pusieron en jaque sin siquiera haber movido una sola pieza, y es que no las
tenemos. Nos toma desarmados y nos
enfrenta a la cara, no nos da una sola pista de lo que se viene y antes de
notarlo, ya estamos heridos. ¿A quién se
le ocurrió? ¿Cómo llegó a ese pensamiento? ¿Cuánto lo tuvo que haber pensado? O
¿Si quiera pensó en ello? Y aunque no lo podamos saber con seguridad, me gusta
tomar esa idea.
Y así pienso, ¿Proviene de un
arduo trabajo la grandeza de un concepto o acción? Bueno, al plantearse esa pregunta la respuesta más
obvia parece ser un sí, tal vez haga falta hacer una pregunta diferente. ¿Proviene siempre
la grandeza de un concepto del arduo trabajo? Y es aquí cuando la respuesta es
no. No, no malentiendan, no digo que no
sea necesario, pero señalo el hecho de que en ocasiones, no es hasta que nos
relajamos, estiramos un poco y vamos por un snack tal vez, que las mejores
cosas ocurren. Todo esto suena conocido,
es aquello que llamamos inspiración, lo digo porque a menudo me encuentro en
problemas o lapsos de gran frustración. Pero
es entonces cuando no me queda de otra que recordar esa singular frase y darme
cuenta de las increíbles maravillas que ofrece este mundo, viniendo a veces de
los orígenes más humildes, obtengo así una grata sonrisa y me dispongo a
ampliar el panorama y así disfrutar lo que esté haciendo ya sea escribir o
dibujar.
No le vengo a decir cómo vivir su
vida, pero si le sugiero, que disfrute lo que esté haciendo y no se ahogue en un
vaso de agua.
¡Ah! Y por si se lo preguntaba,
la galardonada locución de la que platicaba es:
PUTO EL QUE LEE
John Vera (Pavolo)
Comments
Post a Comment